PUES PENSEMOS.

No queda otra, pués, que darles la razón a las gentes del PP. El Terrorismo es una lacra. Ciértamente si aquellos descerebrados hubieran perdido la vida antes, ya en la manipulación de alguna bomba ya en algún tiroteo con la policía, todas esas personas estarían aún con vida. O Tal vez algunos habrían muerto ya, pero a sus edades correspondientes.

 Y caer por la pendiente resbaladiza del pensamiento me lleva, sintiéndolo mucho, a volver a coincidir con el PP. Estoy de acuerdo, pués, con que existen muertes necesarias, muertes que evitan otras muchas , "bajas civiles controladas", "efectos colaterales" o "muertes preventivas", palabras directamente extraidas del diccionario neocons más reaccionario y que ,como tantas otras, me habían repugnado hasta reflexionar seriamente sobre el tema. Ciértamente las muertes prematuras de algunos monstruos habrían sido el método mas eficaz para salvar vidas. No solo habrían salvado a ese medio millar de turistas, sino que con unas pocas bajas preventivas más se habrían podido salvar decenas de millones de personas a lo largo del siglo XX.
 
 Con la muerte de Hitler antes de llegar al poder habrían salvado la vida unos 35 millones de personas, entre judíos en campos de exterminio, soldados de ambos bandos y civiles masacrados en los salvajes bombardeos; con la de Stalin 9 millones de rusos, con la de Franco prácticamente un millón entre guerra y dictadura, otro millón más con la de Mussolini, unos 10.000 Kurdos del norte de IRAK con la de Saddam Hussein, y más de 300.000 ugandeses hubieran llegado a viejos sin Idi Amin, por citar algunos ejemplos con el dudoso honor de encabezar este macabro ránking en el siglo pasado.
 
  Pero no sería lógico detenernos ahí. Algunas alimañanas de no tanto renombre también podrían haber contribuido al salvamento de vidas suicidándose, por ejemplo, antes de cometer sus fechorías. Si Santiago Arróspide y Rafael Caride hubieran tomado unas cañas de cianuro el 18 de junio de 1987 ahora habrían 21 personas más en este mundo que jamás elegirían el Hipercor de Barcelona como tumba. Si Jeffrey Dahmer, el Carnicero de Milwakee, hubiera muerto en el parto ahorcado por el cordón umbilical que le unía a su madre en vez de por las sábanas de su celda 34 años más tarde, ahora 19 niños americanos serían felices veinteañeros. Si Andrei Chikatylo se hubiera arrancado los ojos y se hubiese devorado a sí mismo, la lista de treintañeros de Rostov se vería engrosada en 68 y si los patéticos artistas de la violéncia doméstica hubieran saltado por la ventana antes de lanzar a sus esposas, 72 mujeres habrían salvado la vida en España tan solo en el año 2005.

 La lista de casos sería larguísima, como podemos comprobar en cualquier periódico o telediario, lo que me lleva a coincidir por tercera vez en mi vida con una idea del Partido Popular. Acebes no mintió sobre el 11M, no se cansan de repetir. Y para mi sorpresa acabo comprender que tenían razón. ETA fué el verdadero y único culpable del 11M. Si su maldita bomba no hubiera sido insuficiente para penetrar en el poderoso blindaje B7 del Audi A8 en el que viajaba Aznar el 19 de abril de 1995 habrían ahora mismo 200 madrileños vivos más y 1200 personas no tendrían que haber soportado largos y dolorosos tratamientos hospitalarios,ya que nunca se habría producido la foto de las Azores y ningún musulmán perturbado nos consideraría sus feroces enemigos. Y si BUSH se hubiera roto la nuca en vez del brazo al caer de su sofá atragantado por su dichosa galletita, más de 200.000 irakies seguirían vivos y  prácticamente un millón  mantendrían todos sus miembros perfectamente operativos, casi 3000 soldados norteamericanos más verían crecer a sus hijos y más de 50 periodistas occidentales seguirían escribiendo sus columnas tranquilamente en sus casas, exactamente igual que los 37 londinenses fallecidos el 7J. 
 
Ciertamente sin sujetos como los descritos en este texto este mundo sería un lugar mejor, aunque por suerte están ya en vías de extinción y tienen los días más que contados. Por un lado la evolución espectacular de la medicina que cabe esperar a lo largo de este nuevo siglo, destinada a curar cualquier patología mental que impulse a un individuo al asesinato por placer, y por otro, el avance imparable de la cultura, causante de que las personas estemos cada vez  menos dispuestas a morir por los ya  desgastados conceptos de patria y religión, utilizados por los gobernantes de todo el planeta desde hace más de 15.000 años para enviar a las personas a matar y morir con una sonrisa en la boca. Y aunque en el siglo XXI han cambiado los motivos de las guerras en que participan países teóricamente civilizados -ahora es por puro y simple dinero-, patria y religión siguen siendo las consignas utilizadas para el perfecto lavado de cerebro de los combatientes.

   Mucho habrá ganado la paz el día en que mueran definitivamente toda esta generación de dioses sanguinarios y la patria sea para todos el tercer planeta del sistema solar, Via Láctea, Universo. En este contexto  difícil lo tendrían  psicópatas esperpénticos como Osama Bin Laden o George Bush para encontrar voluntarios con que ir a extender muerte y terror por todo el planeta. Y aún mas dificil para mantener alta la moral de los pocos reclutas al grito de "A morir por MI dinero!" "Viva el petroleo!". Pero eso ya da para otro tema.